Me gusta Laura Esquivel, lo confieso me gustan las autoras femeninas por cuanto sus relatos tienen la visión del mundo y las cosas, de una mujer. De Esquivel, laureada autora, exitosa guionista, maestra de profesion antes de dedicarse a la literatura, he leido otras obras, Malinche es una de ellas y me ha gustado, aunque debo confesarlo, a mi parecer, ninguna supera a “Como agua para chocolate” y creo que a muchos ocurre lo mismo, la famosa novela de Esquivel ha sido traducida a casi todo idioma y llevada con gran éxito al cine.
La historia, que transcurre en doce recetas, de Tita y Pancho, en la cocina que en la obra es parte fundamental de la historia, es de un no aburrirse del principio al fin, las emociones van brotando igual de esas recetas mexicanas que Esquivel oriunda del país, sin duda ha probado muchas veces y que las ha tomado para construir un original libro. Hay de todo como en las recetas citadas, amores, amores callados, pasiones arrebatadas, descuentros, reconciliaciones toda la gama de emociones humanas.
Pedro y Tita viven en silencio una pasión que les arrebata, lo ocultan a los demás pero afloran en Tita en cada receta, es un amor que no logra realizarse porque ella debe cuidar de su madre enferma y él no renuncia a ella, tomando para estar a su lado, ya lo dirían todos, el peor de los caminos, casarse con la hermana, Rosaura. Pedro nuestro protagonista lo veo como una forma de estar cerca de la mujer que realmente ama, pero la madre impondrá su voluntad y alejará a la pareja para que Tita no se interponga entre ellos.
En el marco de la Revolución Mexicana, con el sabor que ya a través del libro imaginamos de esos platillos, Tita y Pedro deberán espera hasta la muerte de Rosaura para lograr el amor que durante tanto tiempo se han guardado. Un libro estupendo para un día post velada navideña, de relax.
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